Escuchar despues de 28 años un album de Van Halen con David Lee Roth no deja de ser una buena noticia, mas aún si añadimos el condimento de que prácticamente la mitad del album fue compuesta y demeada en 1976 y que la otra mitad no desentona para nada con la onda de esas primeras grabaciones . Mas interesante todavía es el hecho de que no aparezca un solo sonido de sintetizador (salvo por el colchoncito en Tatto) y aún mas todavía el escuchar intactos en David Lee Roth el desparpajo y desenfado que parecieran provocar al animal interno de Eddie Van Halen quien explota en una catarata de riffs que nos recuerdan porqué alguna vez fue el número uno; una receta perfecta que hacía prácticamente tres decadas que no se preparaba. Tal vez para mi gusto faltaría el cuarto ingrediente original, Michel Anthony, al cual se extraña, no por su trabajo instrumental como bajista, que está muy bien cubierto por el hijo de Eddie , Wolfgang, sino por su inconfundible timbre de voz agudo, marca registrada en los coros de la banda, que en este album suenan algo deslucidos.
No voy a hablar del disco en sí, ya que no tiene mucho sentido. Cada uno interpretará este trabajo como quiera. Alguno podrá decir que es la perfecta continuación de sus dos primeros albumes, otro que no se trata de otra cosa mas que de un refrito de ellos mismos treinta años mas tarde, algun otro extrañará el sonido radial de la era Van Hagar , etc., etc. , etc. Lo que yo voy a decir es que me parece un trabajo arroyador tal cual la locomotora graficada en la tapa y para uno, que fue fanático de la banda original, pareciera mentira estar escuchando despues de tantos años y sobre todo después de tantas cosas que pasaron, tamaña demostración de energía por parte de tres cincuentones que siguen sonando igual o mejor que cuando tenían 20.
No sabemos si habrá otro album mas, ni siquiera si seguirán juntos mucho tiempo mas. Celebremos este regalo que nos hacieron sin hacer demasiadas preguntas . El presente es lo que vale sobre todo teniendo en cuenta que Eddie tiene cancer y que le viene dando batalla dia a día de una manera admirable .
Me queda pedir un deseo mas : ojalá vengan a tocar a Buenos Aires como lo hicieron en el 82 !
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